Era 2011 cuando el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero sacó la Ley de residuos y suelos contaminados, donde se instaba a los comercios a adoptar “las medidas necesarias para promover los sistemas más sostenibles de prevención, reducción y gestión de los residuos de bolsas comerciales de un solo uso de plástico no biodegradable y sus alternativas”. Y hecha la ley, hecho el negocio. Los supermercados, a la vez que se abanderaban defensores del medio ambiente, cobraban a los usuarios por las bolsas de la compra, hasta ese momento gratuitas. Ahora, ese recargo ha pasado a ser obligatorio tras la entrada en vigor el 1 de julio del Real Decreto 293/2018. Para hacerse una idea, en 2017 los Supermercados DIA facturaron 8,75 millones de euros por la venta de 175 millones de bolsas de plásticos reutilizables, según un estudio de merca2.com.
Pero no es la única tarea pendiente de las empresas de alimentación. Asistimos a unos tiempos donde, en pro de la comodidad, se dan ofertas poco respetuosas con el medio ambiente como la venta de frutas y verduras cortadas a medida y metidas en recipientes de plásticos. Como otros supermercados y comercios, también DIA se ha apuntado a la demanda de una clientela que no quiere molestarse en cortar los comestibles en casa y llevárselos listos para comer. Plátanos, pimientos, aguacates, lechugas… La lista es larga. Para frenar esta actividad, Greenpeace lanzó hace unos meses la campaña mundial #NoPlastic, que refleja cómo cada año más de 12 millones de toneladas de plástico llegan a los océanos.
Residuos generados en 2017
DIA hace un esfuerzo para reciclar los materiales que usa. Así, en 2017 el grupo usaba 66.657.644 kilos de papel y cartón, cuya totalidad fue reciclada. Por su parte, la cantidad de plástico aumentó hasta 5.435.567 kilos. En DIA aseguran que llevar esta filosofía de reciclar los residuos ha requerido una mayor inversión en la formación del personal tanto de tienda como de almacén y “el refuerzo de los procedimientos utilizados para la separación y la valoración de los residuos”. Grupo DIA, que en el ejercicio de 2016 destinó a inversiones medioambientales más de 6 millones de euros, logró reducir un 7% la basura generada en 2017. Aun así, un 32,6% de sus residuos no peligrosos continuó teniendo como destino final el vertedero. En cambio, el 91,64% de materiales peligrosos como pilas o fluorescentes sí fueron reciclados.
Durante los últimos años, la compañía no ha recibido «multas significativas» por incumplimiento de la legislación ambiental, según informa ella misma, y distintas organizaciones ecologistas confirman a La Marea que no les consta ninguna infracción. DIA, además, está presente en España en el Consejo de Administración de Ecoembes, al que destinó en 2016 cuatro millones de euros por la gestión del punto verde. En los dos últimos años la empresa consiguió una puntuación de A- en el Carbon Disclosure Project (CDP) por las acciones de reducción de emisiones y mitigación del cambio climático, así como “de transparencia en la publicación de sus resultados”.
Alimentos caducados y sobrantes
En cuanto a los alimentos que no son aptos para el consumo, afirman que son retirados por sus empleados y empleadas para su posterior valorización y destrucción. Sobre los productos que generan excedentes, ya sea por baja rotación, por campañas puntuales, o por ser productos estacionales, la empresa realiza desde 2009 entregas periódicas durante todo el año a la Federación de Bancos de Alimentos en España.
En 2017, DIA donó 808.900,5 kilos de alimentos, según su memoria anual. Del mismo modo, para los desperdicios alimenticios ocasionados, DIA asegura hacer hincapié en la prevención mediante “la inversión en sistemas de reaprovisionamiento y gestión de stocks, que permiten colocar en tienda solo el producto necesario y ligar las acciones comerciales a la fecha de caducidad del mismo”. Asimismo, apuestan por la vía de la concienciación, formando parte de la iniciativa liderada por AECOC, la asociación de empresas de gran consumo. Esta campaña tiene como objetivo dar a conocer “los esfuerzos que las empresas realizan para evitar el desperdicio alimentario e impulsar mejores prácticas de colaboración con el fin de ir disminuyendo el problema”.
El reto de la ecoeficiencia
Para la adopción de medidas encaminadas a la ecoeficiencia, el presupuesto ambiental de DIA asciende a 17.838.211 euros. A través de distintos sistemas y equipos técnicos, la cadena de alimentación logró evitar en 2017 la emisión de 7.786,88 toneladas de CO2 a la atmósfera y la reducción en la utilización de materiales en 1.074.461 kilos. Las cifras han aumentado respecto al pasado. Esto se debe, explican en DIA, a dos causas. Por un lado, consideran un factor clave el incremento de tiendas tras la compra de distintos espacios a los competidores. Por otro lado, acometer el nuevo modelo de convivencia de los DIA&GO les está llevando a incrementar los recursos energéticos y materiales. En ellos, afirman, existe una “predominancia de los frescos y nuevos servicios como asadores de pollos o máquina de zumos y café. entre otras”.