[DOSSIER] Grifols, una multinacional española muy poco española

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Grifols se ha posicionado como la primera empresa en Europa de derivados de la sangre y la tercera a nivel mundial, solo superada por las estadounidenses CSL Behring y Shire. Y sus números funcionan cada vez mejor. El grupo empresarial nacido en Cataluña ha recibido la crisis de la COVID-19 con un aumento de beneficios hasta los 186 millones de euros en el primer trimestre de 2020, un 63% más que en el mismo periodo del año anterior, que ya fue bueno. Entre 2010 y 2019 casi cuadriplicó sus beneficios, al pasar de los 115,5 a los 625 millones de euros, y multiplicó por cinco sus ingresos.

Según anunció su consejero delegado Víctor Grifols Deus en 2017 en la junta de accionistas, el objetivo de la compañía es ascender hasta el primer puesto a nivel global en 2022. Sus principales productos son la albúmina, la inmunoglobulina y el alfa1-antitripsina, proteínas que consigue a través del fraccionamiento del plasma que recoge en los cerca de 300 centros de donación ubicados en su mayoría en Estados Unidos, donde se permite el pago por donaciones de plasma, y en Alemania, donde ofrecen cheques-regalo a los donantes.

Con raíces que se remontan a 1909, Grifols nació como grupo empresarial en 1987 manteniendo su carácter familiar, con cuatro generaciones de apellido Grifols en su dirección. A día de hoy, dispone de 49 filiales y participa en otras 25 sociedades en 27 países. Desde 2006, las acciones ordinarias —aquellas que representan una parte del capital social y que otorgan derecho a voto— de Grifols cotizan en el Mercado Continuo Español, sistema que conecta los operadores financieros de las cuatro bolsas de valores españolas —Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia—, y desde 2008 forma parte del IBEX 35, que reúne a las 35 empresas con más liquidez en el sistema bursátil español.

Sin embargo, la mayoría de trabajadores, mercado e impuestos pagados lo son fuera de España, en concreto en Estados Unidos. Un total de 17.450 de los 24.000 empleados de Grifols se encuentran en ese país, que es también donde la compañía paga más del 80% de sus impuestos, junto a Canadá, donde se sitúa el 66,5% de su volumen de negocio. Las acciones de clase b de Grifols —sin derecho a voto— cotizan en el Nasdaq de Estados Unidos, que incluye las cien compañías más importantes del sector de la industria de la tecnología, y en el Sistema de Interconexión Bursátil desde junio de 2011.

Las principales instalaciones de Grifols en España están ubicadas en Parets del Vallès (Barcelona) —centro que fue señalado como estratégico para el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos por su producción de inmunoglobulina intravenosa, en un cable de 2009 hecho público por Wikileaks— y en Torres de Cotillas (Murcia), cuyos trabajadores han denunciado las diferencias salariales que sufrían respecto a sus compañeros de Barcelona. Fuera de España, sus principales instalaciones están Estados Unidos, en concreto en Los Ángeles, Emeryville y San Diego (California), y en Clayton (Carolina del Norte). Una de sus apuestas estratégicas es reforzar su presencia en China, donde en 2019 llegó a un acuerdo de intercambio de acciones con Shanghai RAAS Blood Products Co. Ltd. 

FICHA TÉCNICA*

NombreGrifols
ActividadIndustria farmacéutica
PresidenteVíctor Grifols Roura
Sede socialCarrer de Jesús i Maria, 6. Barcelona
Ingresos en 20195.100 millones de euros
Beneficio neto en 2019625 millones de euros
Margen EBITDA28,6%
Plantilla21.147
Número de sociedades dependientes74 sociedades en las que tiene distinta participación. En 54 posee más del 50% de la propiedad, y en 49 el 100%.
Presencia internacionalFiliales y participación en sociedades en 27 países

Grifols o cómo practicar la ‘optimización fiscal’ en Irlanda y EEUU

Técnicas Reunidas; Grifols

De las seis sociedades que el grupo Grifols tenía en España cuando nació como holding empresarial en 1987, ha pasado a tener 74 sociedades activas en el ejercicio 2019 en 28 países. Sus primeras seis sociedades fueron la matriz Grifols S.A., Instituto Grifols S.A., Grifols Movaco S.A. y Diagnostic Grifols S.A. —aún activas—, además de Laboratorios Grifols y Logister —ya extinguidas—. Desde la sede de la matriz, Barcelona, el grupo enseguida se expandió lejos de las fronteras catalanas y españolas. 

El primer país al que viajó Grifols fue a Portugal, en 1988. Grifols Portugal Productos Farmacéuticos e Hospitalares, Lda., con sede en Rio de Mouro y entonces llamada Movaco Portugal, fue la primera empresa 100% Grifols ubicada fuera de España. Dos años más tarde, Grifols abrió filial en Estados Unidos, donde hoy se ubica el mayor número sociedades de la corporación. Después la empresa creó sociedades en Chile, Argentina, México, y adquirió grandes empresas o sus filiales, como la de Alpha Therapeutic Corporation en Reino Unido —que con anterioridad había sido su primera socia internacional—, o SeraCare en 2001 y Plasmacare en 2006, con sus centros de donación, y de Talecris en 2011. 

Resquicios fiscales

Grifols es una de las empresas del IBEX 35 peor posicionadas en cuanto a su política fiscal, según el informe La Responsabilidad Social Corporativa en las memorias anuales de las empresas del IBEX 35, publicado por el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa y que toma como datos los de los informes del ejercicio 2018. El documento sitúa a la empresa en el puesto 32 de 35 respecto a la política fiscal más adecuada, solo seguida de IAG, Naturgy y Siemems-Gamesa, con quienes comparte la misma puntuación: un cero.

“Grifols indica expresamente en su política fiscal que el pago de impuestos es para la empresa un ‘pilar esencial de su política de responsabilidad social y un pilar de su contribución económica y social a la comunidad’”, señala el Observatorio, que denuncia que, sin embargo, Grifols no aporta datos de impuestos pagados de manera desglosada por país.

En su informe de 2019, la empresa da información sobre los impuestos pagados en España —3,1 millones de euros sobre un beneficio de 29,7 millones, al haber recibido una devolución de impuestos por pagos anticipados por un importe de 17,6 millones de euros, por lo que no aparece el dato sobre los impuestos pagados exclusivamente sobre ese ejercicio—, en Estados Unidos —98,4 millones de euros sobre un beneficio de 438 millones— y en Irlanda —10 millones de euros sobre un beneficio de 74,3 millones—.

En conclusión, el grupo empresarial español solo ha pagado en 2019 un 2,5% de sus impuestos en España, tres veces menos de los liquidados en Irlanda y alrededor de 32 veces menos de lo pagado en Estados Unidos. Sobre el resto de países en los que opera, suma un pago de 11,1 millones de euros en impuestos sobre un beneficio de 33,2 millones. Según señala la compañía en sus cuentas, las únicas sociedades por las que paga impuestos sobre las ganancias, además de la matriz Grifols S.A., son Grifols Movaco, S.A., Laboratorios Grifols, S.A., Instituto Grifols, S.A., Biomat, S.A., Grifols Viajes, S.A., Grifols International, S.A., Grifols Engineering, S.A., VCN Bioscience, S.L., Gripdan Invest, S.L. y Aigües Minerals de Vilajuiga, S.A.

El bufete de abogados y economistas Osborne Clarke realiza labores de asesoría fiscal y societaria a Grifols, según aparece en los últimos informes de gobierno corporativo depositados en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Con este bufete, la farmacéutica comparte a día de hoy un nombre, Tomás Dagá Gilabert, consejero desde el año 2000 que además posee un 0,02% de acciones de la compañía y participa en Scranton Enterprises, una de las principales accionistas. Dagá es, según reseña El Español, el “responsable del entramado societario de Grifols desde hace 30 años”.

Cuando, en 2016, Oxfam denunció que Grifols mantenía 13 filiales en paraísos fiscales, en relación a las sociedades ubicadas en Delaware (Estados Unidos), Dagá defendió que este territorio nunca había sido considerado como paraíso fiscal y que el beneficio de ubicar allí sociedades radicaba en que su administración no obliga a identificar a los accionistas. Sin embargo, Delaware, donde a día de hoy Grifols mantiene una sociedad activa, sí ha sido identificada como nicho fiscal por el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, una institución formada por organizaciones del tercer sector y apoyada por el Ministerio de Trabajo y Economía Social.

Unos meses antes, en octubre de 2015, la multinacional había anunciado el traslado de su centro mundial de operaciones a Irlanda, país donde el impuesto de sociedades se reduce al 12,5% frente al 28% de España. “Grifols es una compañía global y realiza sus operaciones donde más le conviene a su negocio”, afirmó entonces Víctor Grifols Roura según recoge el periodista de El Mundo José F.  Leal en su artículo ‘La sangre apátrida de Grifols‘.

Según aparece en las cuentas de la empresa, la legislación irlandesa exime a la compañía de depositar los Estados financieros de Grifols Worldwide Operations Limited, una de las subsidiarias que tiene alojadas en este país desde la que coordina su política comercial internacional y ofrece apoyo financiero a otras empresas del grupo…

El informe del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa señala las informaciones publicadas en los últimos años en diferentes medios de comunicación sobre las “estrategias de optimización fiscal” de la corporación. En concreto, sobre el traslado, en 2015, de su centro mundial de operaciones de la división biociencia, que supone tres cuartas partes de la actividad del grupo, a Dublín, además de las diferentes sociedades que Grifols ha creado en Delaware (Estados Unidos), Suiza, Hong Kong o Singapur.

Actualmente, según aparece en el informe de Grifols de 2019, el grupo tiene activas 74 sociedades en 28 países. El país con mayor número de sociedades del grupo es Estados Unidos, con 22 —incluida una de las fundaciones de la compañía—. Le sigue España con 20 sociedades y, muy de lejos, Irlanda, China y Alemania, con tres sociedades por país.

Del total de sociedades, diez están ubicadas en siete territorios que el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa considera nichos fiscales: Delaware (Estados Unidos), Irlanda y Singapur —tres nichos fiscales según la organización británica Tax Justice Network—, Hong Kong, Suiza y Taiwán —incluidos en la Lista Gris de la Comisión Europea hasta 2018, año en el que estos territorios se comprometieron a hacer un intercambio de información fiscal—, Malasia —que en 2017 no reiteró su compromiso de seguimiento de buenas prácticas pero que, a partir de entonces, desapareció de la lista de países no cooperadores a efectos fiscales de la Comisión Europea.

Además, varios de sus principales accionistas, ya sean parte de la familia Grifols como miembros de su Consejo de Administración, tienen su sede en nichos fiscales como Holanda, Suiza o Chipre.

Otra de las críticas realizadas por el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa a Grifols es que, al menos hasta el ejercicio 2018 incluido, esta era una de las cinco empresas del Ibex que llevaban más de diez años con el mismo auditor: 29 años con la auditora KPMG, solo superada por Banco Sabadell (36 años con PwC en 2018).

“Un aspecto fundamental en relación con los riesgos de la independencia del auditor es el número de ejercicios consecutivos que lleva realizando la auditoría de la empresa, en tanto que una duración excesiva de esta relación puede producir una relación de familiaridad”, explica el informe del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, que recuerda que la Ley de Auditoría establece una duración máxima de diez años con la misma empresa auditora, o cuatro años más si se contrata otra simultáneamente. Pero, al ser una entidad de interés público —todas las del Ibex35 lo son por su tamaño, según señala el Instituto de Consejeros-Administradores— Grifols puede seguir contratando a KPMG como auditora hasta el ejercicio 2020, incluido. 

¿De quién es Grifols?

La familia Grifols controla, según publicaba El Economista en 2019, en torno a un 30% de la entidad a través de varias sociedades. En concreto, según aparece en sus cuentas del año pasado, a cierre del ejercicio, el mayor accionista de la empresa de derivados del plasma es Deria S.A., una sociedad con sede en Barcelona constituida en 1987, al igual que la propia Grifols, que en 2019 acumulaba el 8,91% de acciones de Grifols, un porcentaje similar al que tenía en el informe de gobierno corporativo de 2006, el más antiguo publicado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

Deria S.A. es una sociedad compartida por Víctor y Raimon Grifols Roura —actual presidente no ejecutivo y uno de los consejeros delegados de Grifols— y sus hermanos Núria —casada con Javier Jorba, director del Instituto Grifols—, Albert —presidente de la división Bio Supplies de Grifols— y Enric.

La segunda mayor accionista de Grifols en Scranton Enterprises, que al final del ejercicio 2019 tenía un 8,67% de acciones. Con sede en Holanda y fundada en 1999, en ella participan al menos cuatro directivos de Grifols —Ramón Riera Roca, Tomás Dagá Gelabert, Víctor Grifols Roura y su primo Juan Ignacio Twose Roura —consejero desde el año 2000 hasta 2015—.

Según explica José F. Leal en El Mundo, Scranton, al menos hasta 2015, era también casero de Grifols: “En 2011, compró la sede principal de Grifols y una de sus fábricas en Carolina del Norte y, desde entonces, se las alquila por una millonada”. En su informe de gobierno corporativo aparece que mantiene una relación contractual con Grifols que en el ejercicio 2019 le reportó 7,1 millones de euros

A fecha 28 de diciembre de 2018, según aparece en las cuentas de Grifols, esta le vendió a Scranton las empresas Biotest US Corporation y Haema AG por un importe de 538 millones de euros que la sociedad de los directivos de Grifols pagaron, en parte —cerca de 82,9 millones— con un préstamo pedido a otra empresa de Grifols ubicada en Irlanda, Grifols Worldwide Operations Limited.

La venta se realizó tan solo unos meses después de que Grifols comprara estas sociedades, por el mismo precio y con un acuerdo que compromete a la compañía a prestar a las dos empresas vendidas servicios de apoyo en el negocio de recolección de plasma de los centros de donación para su posterior venta “y así asegurar que dichas sociedades seguirán operando efectivamente”, y a ambas empresas a cubrir las necesidades de plasma de Grifols. 

En octubre de 2019, Grifols también compró la norteamericana BPL Plasma a través de un préstamo de 875 millones con un plazo de cinco años financiado por Bank of America (BofA), BNP Paribas, CaixaBank, Bankia, BBVA, Sabadell, Santander y Commerzbank, entre otras entidades, según publica Expansión. Scranton tiene intereses más allá de Grifols y de la sangre. En 2019, según publicaba El País, entró en el accionariado de la promotora Corp, dedicada a pisos de alquiler en Barcelona. También ha invertido en Wallapop o en el club de baloncesto Joventut de Badalona.

El tercer mayor accionista de Grifols es la sociedad Thorthols Holding B.V., ubicada en Holanda y creada en 1999, y también de la familia Grifols, en esta caso de la rama Grifols Gras, los hijos de Josep Antoni Grifols i Lucas. Al final del ejercicio 2019, esta sociedad mantenía el 7,06 de acciones de Grifols. 

Le sigue en el accionariado Núria Roura Carreras, viuda de Víctor Grifols i Lucas, a través de su sociedad Rodellar Amsterdam B.V., con el 6,15% de acciones. Aunque no aparecen en el informe de gobierno corporativo de Grifols del pasado ejercicio, la revista Forbes identifica a los hermanos Jordi, José Manuel, María José y Magdalena Canivell Grifols —hijos de Josefa Grifols i Lucas y Marc Canivell—, como la 84ª fortuna española en 2019 por las acciones de Grifols heredadas de su madre, fallecida en 2012, y que al menos hasta 2010 suponían el 7,7% del grupo empresarial, según publica El Mundo

Tras la familia Grífols, el fondo de inversión estadounidense BlackRock —el principal inversor de las empresas del IBEX 35, con un 4,4% en Grifols—, Invesco Limited —3,16%— y Capital Research and Management Company —3,01%—. Todas ellas, según aparece en Open Corporates, a través de sociedades que tienen su sede en Delaware (Estados Unidos), identificado como nicho fiscal por el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa.

La siguiente accionista en importancia es Fidelity International Limited, de Reino Unido, con un 1,02%, y le seguiría George Soros, aunque este ya no aparece como principal accionista en el informe de gobierno corporativo presentado por Grifols ante la CNMV en 2019. Soros entró en el capital de Grifols en 2019 con 2,08 millones de acciones de las 687.554.908 acciones en las que se componía la empresa en 2019, según aparece en los informes de la CNMV. Es un 0,3% de las acciones, que son, en su caso, de clase b, según señala El Confidencial, por lo que no tiene derecho a voto pero sí a dividendos preferentes. Las adquirió a través de su sociedad Soros Fund Management LLC, también con sede en Delaware. 

Altas remuneraciones con muchas reticencias

El informe La Responsabilidad Social Corporativa en las memorias anuales de las empresas del IBEX 35, publicado por el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, señala también a Grifols como una de las empresas del IBEX 35 que paga más altas remuneraciones a los miembros de su Consejo de Administración, solo por detrás de Repsol, Caixabank y ACS, y apunta como mala práctica de la empresa que las indemnizaciones estipuladas para estos altos cargos se calculan en base a cinco año de sueldos. 

Su Consejo de Administración, durante el ejercicio de 2019, estaba formado por 13 personas. Tres de ellas son parte de la familia Grifols, algunos otros están relacionados con el mundo de los fondos de inversión y algunas otras —en este caso son todo mujeres— son profesionales con un alto reconocimiento en la investigación y la sanidad, con puestos importantes en instituciones sanitarias y científicas de capital público. Las remuneraciones de los altos cargos en Grifols son muy desiguales. Frente a los cerca del millón de euros que cobraron en 2019 Víctor Grifols Roura, Raimon Grifols Roura y Víctor Grifols Deu —a lo que se suman los beneficios de sus acciones, de entre 169.000 y 536.000 euros por cabeza—, la retribución anual de los consejeros ronda entre los 100.000 y los 150.000 euros, con las únicas excepciones de Enriqueta Felip Font y Anna Veiga, con 50.000 euros anuales, o de Thomas Glanzmann, con 320.000 euros. 

Grifols: lobby y subvenciones

Grifols lobby

El Grupo Grifols está inscrito en el Registro de Transparencia de la Unión Europa desde el 15 de octubre de 2019 en la categoría de grupo de presión empresarial. En su información de registro especifica que sus intereses son la legislación europea y las políticas en cuanto a sangre, tejidos y células. Dispone de una persona a media jornada y otra más a un cuarto de jornada que se dedican a participar en actos europeos sobre estos temas, a las que paga, en suma, entre 50.000 y 99.999 euros. La página del registro no contempla que los lobbistas de Grifols hayan participado en ninguna reunión con altos cargos.

La multinacional también forma parte de tres organizaciones desde las que se hace presión a las instituciones europeas: Plasma Protein Therapeutics Association, European Confederation of Pharmaceutical Entrepreneurs (EUCOPE) y MedTech Europe.

Plasma Protein Therapeutics Association, con sede en Bélgica, está registrada como lobby en la Unión Europea desde octubre de 2014 y cuenta con tres personas que suman una jornada y media de trabajo cuyo papel es el de hacer presión en las instituciones europeas. Para ello, esta asociación destina entre 300.000 y 399.999 euros anuales. La única reunión registrada con altos cargos fue en 2018. En el encuentro participaron el comisario de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, y Annika Nowak, miembro de su gabinete, y versó sobre estandarización europea de tecnología sanitaria.

Eucope estaba ya registrada como lobby en 2009 y representa, según han declarado en el registro, a unas 900 compañías de pequeño y mediano tamaño. Solo en abril de este año ha participado en dos reuniones, por videoconferencia, con la comisaria de Salud, Stella Kyriakides, para tratar posibles tratamientos médicos para la COVID-19. Además, participa en dos grupos de expertos en la Comisión Europea. En Eucope trabajan siete personas como lobistas, cinco a jornada completa y dos a media jornada, e invierte entre 200.000 y 299.999 euros anuales en tareas de lobby.

Por su parte, MedTech Europe está registrada desde diciembre de 2016. En este tiempo ha mantenido diez reuniones con altos cargos europeos, seis de ellas entre marzo y abril de 2020 en relación a la COVID-19. También participa en tres grupos de expertos de la Comisión Europea. Emplea a 12 personas a un cuarto de jornada laboral o menos para hacer lobby en las instituciones europeas. Varias de ellas cuentan con experiencia laboral dentro de la Comisión o el Parlamento Europeo, como es el caso de Tanja Valentin, que entre 2004 y 2008 dirigió la oficina del vicepresidente del Parlamento Europeo, según consta en su perfil de LinkedIn. Los últimos datos recogidos en el registro, en 2017, muestran que esta organización invirtió entre 800.000 y 899.999 euros en tareas de lobby.

Según el informe realizado sobre Grifols por el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, publicado en 2018 y que tenía como base de estudio las cuentas de esta corporación de 2016, hasta entonces Grifols no aportaba ninguna información sobre sus actividades de lobby. Y ello pese a que según fuentes externas a las que tuvo acceso el Observatorio, el gigante del plasma sí llevaba a cabo trabajos de presión tanto a nivel nacional como internacional.

Es en Estados Unidos donde Grifols ha invertido más dinero para hacer presión a sus instituciones. El proyecto Open Secrets, impulsado por el grupo de investigación Center for Responsive Politics, revela que desde 2005 Grifols habría destinado más de 9 millones de dólares a hacer lobby, y en 2020 —a fecha de 12 de mayo— ya habría desembolsado 260.000 dólares.

Subvenciones

En 2019, Grifols confirmó en sus cuentas la recepción de 10,78 millones de euros en subvenciones de capital —frente a los 11,14 millones de 2018— y 592.000 euros en subvenciones de tipo de interés —frente a los 696.000 euros del año anterior—. Este último tipo de ayudas se refiere a los créditos en condiciones favorables concedidos por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, al no devengar intereses. 

El Banco Europeo de Inversiones otorgó en 2015 a Grifols un préstamo en condiciones ventajosas por 100 millones de euros para sufragar la investigación y desarrollo en cuanto a terapias con derivados de plasma. En 2017, el BEI le dio otros 170 millones de euros de préstamo, a repartir entre ese año y 2018.

En Estados Unidos, el proyecto Subsidy Tracker, de Good Job First, ha rastreado ayudas públicas estatales o locales a Grifols y sus filiales por más de 25,5 millones de dólares desde 2009 hasta 2018. La gran mayoría de ellas —24,8 millones de dólares— fueron otorgadas a filiales de Grifols en Carolina del Norte, donde la compañía tiene la planta de fraccionamiento de plasma más grande del mundo, según alardeaba en su web en 2014, y donde ya ese año contaba con 2.300 trabajadores.

Pero, además de estas subvenciones, de las que la empresa no ofrece mayor detalle, organismos públicos financian proyectos de los que Grifols es una potencial beneficiaria. Según aparece en la web del Servicio de Información Comunitario sobre Investigación y Desarrollo (CORDIS), la Comisión Europea ha financiado con cerca de 6,5 millones de euros el proyecto Dialiver, aún en proceso y coordinado por University Collegue London, para trabajar en un sistema de diálisis de hígado. “Grifols, una gran compañía de proteínas plasmáticas, es un posible concesionario de la tecnología si los estudios propuestos por el Consorcio Aliver son positivos”, se señala en el proyecto.

Materia prima de Estados Unidos, fiscalidad irlandesa

Grifols

Cuando, a finales de 2010, se hizo público a través de Wikileaks un documento de febrero de 2009 por el que el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos incluía el Instituto Grifols como una de las tres infraestructuras críticas para este país en España, junto al Estrecho de Gibraltar y el gasoducto que une Argelia con la península Ibérica, desde la empresa afirmaron que para ellos también fue una sorpresa. Según explicaba entonces El País, el principal interés de Estados Unidos en Grifols se centraba en la gammaglobulina, un derivado de la sangre que la empresa, al menos entonces, solo fabricaba en su fábrica de Parets del Vallès (Barcelona). 

Un total de 22 de las 74 sociedades que aparecen en las cuentas de Grifols de 2019 —incluida la Fundación José Antonio Grifols i Lucas— están ubicadas en Estados Unidos, cinco de ellas en un local de un polígono en Vista y otras cuatro en una oficina en la avenida Lillyvale en Los Ángeles, California. En EEUU y Canadá, la empresa sumó el año pasado más de 3.390 millones de euros, un 66,5% de sus ingresos totales.

El 70% de la sangre extraída a nivel global —según afirmaba en 2018 The Atlantic, citando como fuente un documento del Departamento de Salud australiano de 2006— proviene de Estados Unidos, uno de los pocos países donde no está prohibido comprar sangre o plasma. EEUU es el único país autosuficiente en cuanto a esta sustancia, ya que consume un 40% del plasma mundial, por lo que deja un buen margen de este líquido para exportar. Un reportaje de Mint Press publicado el pasado mes de diciembre señala que, entre 2016 y 2017, las exportaciones de sangre en Estados Unidos aumentaron en más de un 13%, hasta alcanzar los 28.600 millones de dólares. Según el Observatory of Economic Complexity, en 2018 este tipo de transacciones suponían en 2017 el 2,3% del total de exportaciones estadounidenses.

Ese año, el principal país destinatario de esa sangre fue Alemania, con un 10,4%, seguida de Países Bajos (10%), Italia (9,58%), Suiza (8,8%), Bélgica-Luxemburgo (7,79%), Japón (7,19%), Canadá (4,85%), Irlanda (4,43%), China (4,22%) y Austria (3,81%). A España llegó un 3,3%. Grifols fue una de las principales empresas que se encargaron de la extracción y venta, tanto de la sangre que se quedó en Estados Unidos como la que viajó fuera de sus fronteras.

Grifols

Consejo de Administración de Grifols: familia, fondos de inversión y sanidad pública

Grifols

Grifols se fundó hace un siglo como empresa familiar y, actualmente, mantiene ese estatus: Grifols es el apellido de las tres principales figuras de la compañía y hasta un 31% de las acciones está en manos de miembros de la misma familia –sumando las de las sociedades en las que participan o están bajo su control–. No obstante, entre los 13 nombres que forman el Consejo de Administración también se cuentan algunos relacionados con fondos de inversión como Cerberus, un antiguo asesor del Foro de Davos, y varias profesionales en puestos de alta responsabilidad de la sanidad pública.

Víctor Grifols Roura. Es hijo de Víctor Grifols i Lucas, fundador del grupo Grifols junto a su padre, Josep Antoni Grifols i Roig, y su hermano, Josep Antoni Grifols i Lucas. Miembro del Consejo de Administración de Criteria Caixa, S.A. desde 2014, actualmente es el presidente no ejecutivo de Grifols. Tiene un 0,21% de derechos económicos y de voto sobre la compañía. Además, es accionista de Scranton Enterprises B.V., con sede en Ámsterdam y con un 8,67% de Grifols; y de Deria S.A., con sede en Barcelona y con un 8,91% de Grifols. 

Víctor Grifols Deu. Hijo de Víctor Grifols Roura y uno de los dos consejeros delegados actuales de la compañía, junto a su tío Raimon Grifols Roura. También ocupa cargos en los consejos de administración de Aigües Minerals de Vilajuïga, S.A., Diagnostic Grifols, S.A., Instituto Grifols, S.A., Grifols Movaco, S.A., Laboratorios Grifols, S.A., Biomat S.A., Grifols Viajes, S.A., Grifols International, S.A. y Grifols Engineering, S.A.

Raimon Grifols Roura. Es hijo de Víctor Grifols i Lucas, fundador del grupo Grifols junto a su padre, Josep Antoni Grifols i Roig, y su hermano, Josep Antoni Grifols i Lucas. Hermano de Víctor Grifols Roura y actualmente consejero delegado junto a su sobrino Víctor Grifols Deu. También ocupa cargos en los consejos de administración de Aigües Minerals de Vilajuïga, S.A., Diagnostic Grifols, S.A., Instituto Grifols, S.A., Grifols Movaco, S.A., Laboratorios Grifols, S.A., Biomat S.A., Grifols Viajes, S.A., Grifols International, S.A. y Grifols Engineering, S.A. Es accionista de Scranton Enterprises B.V., con sede en Ámsterdam y con un 8,67% de Grifols, y de Deria S.A., con sede en Barcelona y con un 8,91% de Grifols. 

Núria Roura Carreras. Viuda de Víctor Grifols i Lucas, y madre de Víctor y Raimon Grifols Roura. Mantiene un 6,15% de Grifols a través de Rodellar Amsterdam Holding B.V. 

Hermanos Canivell Grifols. Jordi, José Manuel, María José y Magdalena Canivell Grifols son hijos de Josefa Grifols i Lucas y de Marc Canivell. Según publica Forbes, los cuatro hermanos suman la 84 mayor fortuna de España en 2019 por las acciones que heredaron de su madre en 2012, que, al menos hasta 2010, suponían el 7,7% de Grifols, según publica El Mundo

Hermanos Grifols Gras. José Antonio, Montserrat y Santiago Grifols Gras son hijos de Josep Antoni Grifols i Lucas. Controlan el 7,06% de la compañía a través de Thorthols Holdings BV, que tiene sede en Alkmaar (Holanda). Suman la 94 fortuna española en 2019, según Forbes.

El plasma y sus derivados en el centro de su actividad

grifols plasma

El área de biociencia es la reina en Grifols. Con cerca de 4.000 millones de euros en facturación, es la rama que más ingresos, y con mucha diferencia, reporta al grupo empresarial catalán. Pero no es a lo único que se dedica Grifols. Según explica la empresa, reparte su actividad en cinco divisiones, entre las cuales, además de Biociencia, se encuentran Hospital, Diagnóstico, Bio Supplies y Otros. 

Además, cuenta en su haber con 3.179 patentes registradas en todo el mundo —1.210 de ellas con fecha de vencimiento en los próximos diez años—, según señala en sus cuentas de 2019, y a las que se suman otras tantas solicitudes. Del total de patentes registradas, 1.735 lo están en Europa y 257 en Estados Unidos. También acumula 3.381 marcas, de las que 1.053 están registradas en Europa, 174 en Estados Unidos y las restantes 2.154 en el resto del mundo. 

Su división Biociencia reúne las actividades del grupo empresarial relacionadas con los derivados del plasma humano para uso terapéutico. Son medicamentos derivados del plasma como la albúmina —proteína producida por el hígado que se encuentra en la sangre y que ayuda a que esta no se filtre a otros tejidos y transporta otras sustancias como hormonas, vitaminas o enzimas— o la Alfa1-antitripsina —proteína que protege el pulmón de la degradación e inflamación—, que son producidos al fraccionar el plasma donado en los 294 centros de donación que Grifols tiene en todo el mundo, principalmente en Estados Unidos.

Este país, señala Grifols en un estudio de 2018, suministraba entonces el 73% del plasma requerido para tratamientos sanitarios a nivel mundial. Allí la empresa dispone de 252 centros en los que remunera las donaciones, y el Gobierno la ha reconocido como industria esencial en el marco de la crisis del coronavirus. En Alemania tiene 43 centros en los que se premian las donaciones con cheques-regalo. 

En España, Grifols mantuvo centros de donación hasta su cierre en 1989, pocos años después de que se prohibiera la remuneración a los donantes de plasma. En 2012, en el marco de la crisis económica, la compañía propuso al Gobierno español que permitiera el pago por plasma donado, según aparece publicado en El Mundo, una propuesta que fue rechazada. Según explica el mismo reportaje, aunque la empresa no tiene centros de donación en España, los bancos de sangre la remiten a Grifols, que la transforma en hemoderivados que son devueltos a las comunidades autónomas, cobrando por ello una suma que no han querido desvelar.

Grifols se convirtió en 1995 en la primera empresa de fuera de Estados Unidos que consiguió una licencia de la Food and Drug Administration (FDA) para producir albúmina. La produce a partir del plasma, mediante una técnica de fraccionamiento con etanol, siguiendo el método de Cohn, de los años 40. En España se vende bajo las marcas Plasbumin, Albuplan y Albutein, productos empleados para el restablecimiento y mantenimiento del volumen circulatorio, vendidos solo a centros hospitalarios.

A día de hoy, Grifols tiene en marcha varios proyectos de I+D relacionados con la albúmina. El principal, el estudio Alzheimer Management by Albumin Replacement (Ambar). Iniciado en 2004, el año pasado dicho estudio, según señala Grifols en sus cuentas de 2019, ha confirmado la eficacia del recambio plasmático con albúmina e inmunoglobluina —otra de las proteínas con mayores ventas para Grifols— para retrasar la progresión del alzhéimer en pacientes en estado leve o moderado.

El proyecto Ambar fue diseñado por Grifols en colaboración con la Fundació ACE de Barcelona y el Alzheimer Disease Research Center de Pittsburgh (Estados Unidos). Según un informe de Goldman Sachs recogido por Cinco Días, el tratamiento con albúmina e inmunogloblulina podría tener un precio de venta de entre 5.000 y 10.000 dólares (4.500 y 9.000 euros) por paciente y le podría generar a Grifols ingresos de entre 1.365 y 2.730 millones de euros anuales, aumentando hasta en un 50% su facturación.

Otros proyectos en marcha de la compañía relacionados con la albúmina son el estudio Preciosa, que en 2020 entrará en su fase 3 para el tratamiento de la cirrosis, y el Apache, para casos de insuficiencia hepática

La inmunoglobulina, presente en el proyecto Ambar y muy relacionada con el sistema inmunitario, es otro producto estrella de Grifols. Actualmente en España, la compañía tiene en el mercado siete clases de medicamentos basados en algunos de los tipos que produce de esta proteína. También está realizando ensayos clínicos para el tratamiento de la COVID-19 con este tipo de anticuerpos derivados del plasma sanguíneo. Para ello, ya ha firmado acuerdos con la FDA y otras instituciones estadounidenses que le permitirán recoger plasma de pacientes que hayan superado el coronavirus y lo procesará en sus instalaciones de Clayton, en Carolina del Norte, según informa Expansión

En España, Grifols también obtuvo autorización para la realización de dos ensayos clínicos sobre la COVID-19 en el Hospital San Carlos y Gregorio Marañón (Madrid), en los hospitales de la Santa Creu i Sant Pau, Vall d’Hebron y Bellvitge (Barcelona), y en el Hospital Universitari Germans Trias i Pujol, de Badalona. Uno de ellos analiza el tratamiento con inmunoglobulina intravenosa y el otro con alfa1-proteinasa, comercializada por Grifols con la marca Prolastina. 

La alfa1-antitripsina es otra de las proteínas más vendidas por Grifols. Protege los pulmones de infecciones e inflamaciones, y su deficiencia, según calcula la Asociación Alfa 1 España, afecta a unas 12.000 personas en España. El factor VIII plasmático, también conocido como factor von Willebrand, compuesto por las moléculas FVIII y FVW, y usado para el tratamiento de hemorragias, es otro de sus productos. 

Su siguiente división en facturación es Diagnóstico, en la que se agrupa la comercialización de aparatos y pruebas diagnósticas, reactivos y equipos, tanto los fabricados por las emrpesas del grupo Grifols como por otras compañías. En 2019, según aparece en sus cuentas, esta división le reportó a Grifols ingresos por más de 700 millones de euros

Entre sus productos se cuentan los test de sangre y bucal para diagnosticar el déficit de alfa1-antitrispina —de la que también vende tratamiento—, el test del zika —del que es uno de los únicos proveedores en Estados Unidos— o una prueba rápida de VIH que ya se vende en la Unión Europea y que en 2019 estaba en ensayos para su venta en China. El empujón a esta división lo dio en 2017, cuando compró la división de diagnóstico de la americana Hologic por más de 1.750 millones de euros. 

También en este área Grifols se ha puesto a trabajar sobre el coronavirus, creando un test de detección de la COVID-19, el TMA (Amplificación Mediada por Transcripción), para el que la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios ya ha dado su autorización para usar sobre en muestras de sangre, plasma y respiratorias. El test utiliza la plataforma propia Procleix, a través del analizador Panther, de Hologic. Según publica Bolsamania, siete comunidades autónomas —Cataluña, Extremadura, Canarias, Murcia, Castilla y León, Andalucía y Aragón— han hecho ya pedidos de estos test por cantidades que sumarían cerca del medio millón de unidades. La Marea ha preguntado a Grifols el precio de venta de estos test sin que hasta el momento se haya recibido respuesta. 

La división de Hospital, por su parte, reportó a Grifols ingresos por algo más de 115 millones de euros en 2019. En ella se incluyen los productos farmacéuticos no biológicos y los suministros médicos producidos por las empresas del grupo, y por terceras empresas, destinados a farmacia hospitalaria. Estos productos incluyen también equipos y software, o salinas fisiológicas como las fabricadas en su planta de Murcia.

La división Bio Supplies reúne las ventas de productos biológicos para uso no terapéutico y las ventas de plasma recogidas por Haema y Biotest —empresas vendidas en 2018 por Grifols a Scranton Enterprises, uno de sus principales accionistas— a terceras compañías.

En 2019 Grifols profundizó la brecha salarial en sus altos cargos

Grifols

A finales de 2019, Grifols contaba con 14.497 mujeres en su nómina, casi un 60,4% de su plantilla global. La gran mayoría de ellas —12.380— hacían labores de producción, según aparece en sus cuentas, frente a los 7.303 hombres que trabajaron en las mismas tareas. Es en la alta dirección donde, sin embargo, las mujeres tiene mucha menos presencia, con solo cuatro de los 13 miembros del Consejo de Administración (31%), una cifra por encima de lo recomendado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores para 2019, pero por debajo del 40% que la misma entidad reclama para 2020

La compañía defiende que el año pasado se ha esforzado en auditar y corregir carencias en igualdad. En aquel ejercicio, aumentó un 15% el número de mujeres contratadas respecto al año anterior. También destaca que el 98% de las mujeres contratadas por Grifols a nivel global tiene un contrato permanente, y el 91% trabaja a jornada completa

En cuanto a la brecha salarial —la diferencia de lo que cobran hombres y mujeres por realizar el mismo trabajo—, en el caso de Estados Unidos (donde Grifols tiene a la mayoría de sus trabajadores) se sitúa en el 2,2% de media, mientras que en España alcanza el 5,1%. Desde Grifols afirman que han conseguido importantes avances en la identificación de posibles causas de la desigualdad salarial, con lo que están elaborando un plan de acción.

Por categoría laboral sí se identifican diferencias más pronunciadas entre salarios de trabajadoras y trabajadores, sobre todo en la alta dirección. Según explica las cuentas de Grifols, un hombre con contrato de alta dirección en Grifols Estados Unidos cobra  255.610,5 dólares anuales de media frente a los 214.618,1 dólares que cobra una mujer en el mismo puesto. En España, la diferencia de salario por género en alta dirección es aún mayor: 136.106,7 euros anuales de promedio para las mujeres frente a 192.914 euros anuales para los hombres, un 41,7% más. Una brecha que se agrandó en 2019, cuando los directivos masculinos vieron aumentado su sueldo anual en cerca de 40.000 euros frente a los 2.000 de las mujeres. 

En otras categorías laborales más cotidianas, la brecha es menor pero también existe. De los 731,6 euros anuales más que cobraban los hombres en 2018 respecto a las mujeres, la diferencia en 2019 ha pasado a 661,1 euros anuales.