Alba (nombre ficticio) hace tres meses que trabaja como rastreadora -o scout– en la empresa Ferroser, filial de Ferrovial, contratada por la Generalitat de Cataluña por 17,7 millones de euros. Su trabajo, como la del resto de rastreadores de la empresa, es llamar a los contactos estrechos de las personas positivas en COVID-19, para hacerles seguimiento durante el período de aislamiento. Los datos de los contactos les llegan desde la atención primaria, de la información que recogen los gestores COVID en los CAP, y los scouts se encargan de hacer tres llamadas a cada persona: el primer día, el séptimo día y el décimo día de aislamiento.
El problema, sin embargo, según explica Alba, es que no se hace un seguimiento real, porque muchas veces los rastreadores llegan tarde. La causa del retraso, señala, es el mismo sistema proporcionado por la empresa. «El principal problema es el sistema informático que utilizamos. Falla constantemente, por lo que hay días que casi no podemos hacer llamadas. A veces, en una jornada laboral de ocho horas, sólo puedes hacer doce llamadas. Pasan los días y no hay mejoras», explica. Esto, indica, hace que los rastreadores vayan un mes tarde. «Llamamos a personas que ya hace un mes que han terminado el confinamiento, no tiene ningún sentido», dice. Además, comenta que muchas veces se llaman personas que las que ya han contactado otros compañeros, porque el sistema no guarda bien los casos ya gestionados.
Según explica Laia, otra scout que no quiso proporcionar su nombre real por miedo a represalias, en muchas ocasiones se dobla el trabajo que hacen los CAP y los rastreadores de Ferrovial. «Cuando un contacto da positivo, esto no queda bien grabado en el aplicativo y, por tanto, llamamos a la persona nosotros y también el centro de atención primaria. Esto supone un derroche de recursos y de tiempo».
Laia apunta que el sistema informático está saturado. «Estamos trabajando un total de 200 personas de manera simultánea con la misma base de datos y la aplicación no está preparada para que la use tanta gente». La situación es insostenible: «No puede ser que se contrate a tanta gente y que no existan los medios adecuados para hacer bien el trabajo», señala Laia.
Según Alba, el único objetivo de la empresa es obtener beneficio, no ofrecer un servicio de calidad a la ciudadanía. «Se trata de una empresa mafiosa a más no poder que lo único que busca es embolsarse una enorme cantidad de dinero», señala. Alba explica que los trabajadores están muy quemados con la situación. «Ves que es inútil el trabajo que haces y eso te desmotiva. Mucha gente entra a trabajar con ilusión para poder ayudar en la situación que estamos viviendo, pero luego ven que no es útil el trabajo que hacen, porque el rastreo es de una ineficiencia brutal».
En la misma línea se expresa Jan, que también ha querido preservar su identidad real. «La sensación que tenemos es que trabajamos para cumplir estadísticas. Lo que hacemos no tiene ningún sentido, porque no cortamos la cadena de contactos. Creo que simplemente quieren números para poder enseñarlos a la Generalitat y que ésta les siga renovando el contrato». Según él, la empresa no está gestionando el proyecto de acuerdo con su importancia. «Ha quedado más que demostrado que Ferrovial no es competente para hacer este trabajo», dice.
En respuesta a las preguntas enviadas por este medio, Ferroser no aclara si tiene o no constancia de las denuncias realizadas por estos trabajadores. Sin embargo, especifica que tanto los «gestores de contactos» de la compañía como los Gestores Covid y profesionales de los Servicios de Vigilancia Epidemiológica de la Generalitat trabajan con «una herramienta informática aportada por la Generalitat»: «Actualmente, por el momento epidemiológico en el que nos encontramos, se realizan más de 15.000 llamadas al día», explican.
Precariedad laboral y deficiencias en el cumplimiento de los protocolos sanitarios
Contrataciones de mes a mes, despidos repentinos, problemas de organización… los trabajadores señalan numerosas negligencias en la gestión de Ferrovial. Uno de los principales problemas, y que les preocupa más, es el incumplimiento de los protocolos sanitarios. Los trabajadores explican que no hay ningún tipo de ventilación en todo el recinto donde trabajan, ya que no hay ventanas, y que tampoco se hace una limpieza adecuada de los espacios durante los fines de semana, durante los cuales los trabajadores hacen turnos de 12 horas.
«En el ámbito higiénico, es un escándalo», señala David, que fue despedido la semana pasada de la empresa, después de recibir un correo que le informaba que no había superado el periodo de prueba de un mes. Unos días antes, se había quejado del incumplimiento de las medidas de seguridad y considera que la causa de su despido fue «mostrarse crítico con la gestión de la empresa». Y su caso no es el único despido de este tipo, según los trabajadores entrevistados.
Según explica David, la entrada al trabajo es toda una odisea: «Se concentran los 200 trabajadores ante la puerta y los coordinadores van gritando sus nombres. No utilizan ningún tipo de micrófono, por lo tanto, nos tenemos que juntar todos para poder escuchar, sin cumplir con la distancia de seguridad». Una vez entran, el personal de seguridad les toma la temperatura, se les pide el DNI y se les indica la planta donde les toca trabajar. «Después te hacen firmar un documento de asistencia, con el mismo bolígrafo que utiliza todo el mundo. En el ascensor hay un dispensador de gel hidroalcohólico, pero nadie te obliga a utilizarlo y, a veces, ni queda», señala David. También comenta que no hay suficiente stock de mascarillas y que muchas veces los trabajadores las piden y no quedan.
Nuevamente, Ferroser no aclara si conoce las demandas de los trabajadores y trabajadoras respecto a las medidas higiénicas y de protocolo antiCOVID. En respuesta a este medio, aseguran que los espacios de trabajo «cumplen con todos los requisitos y medidas de seguridad y han pasado todas las certificaciones pertinentes».
Asimismo, explican que el contrato con la Generalitat contempla un mínimo de 140 personas y un máximo de 900 con un contrato por obra y servicio. : «Actualmente, el número de administrativos trabajando es de 788 personas en 240 posiciones que se reparten en tres turnos de trabajo y que se ajustan a las necesidades actuales», ajustando «en cada momento los recursos a las necesidades del global de la operativa epidemiológica en la que estos equipos se integran».
La polémica contratación de Ferrovial
El pasado mes de junio, la Generalitat adjudicó directamente a la empresa Ferroser Servicios Auxiliares, perteneciente a Ferrovial –una gran multinacional española dedicada a la construcción de grandes infraestructuras– el rastreo de los contactos de las personas positivas de coronavirus. Se trata de la misma empresa que ya gestiona, desde el 2015, el teléfono 061 / Salut Respon, gestión que ha sido prorrogada este mes de noviembre. Esta contratación ha sido muy criticada, entre otras cosas, por su coste, ya que el servicio era de pago. Con el inicio de la crisis del coronavirus la Generalitat ha asumido el coste del servicio telefónico, que ha pasado a ser gratuito mientras dure la pandemia.
La decisión del Departamento de Salud de externalizar el servicio de rastreo de los contactos de las personas positivas de coronavirus se hizo por un importe de 17,7 millones de euros, con un procedimiento de contratación que se realizó sin concurso y amparándose en la normativa del estado de alarma, que permitía otorgar contratos a dedo y por vía urgente.
La adjudicación del contrato a Ferrovial generó disconformidad por parte de los colectivos de sanitarios desde el momento de su anuncio. La petición de colectivos médicos y de enfermería iba en la línea de potenciar la atención telefónica en los centros de Atención Primaria, reforzando las plantillas y con una visión de servicio público de salud.
Jaume Padrós, presidente del Col·legi Oficial de Metges de Barcelona (COMB) exigía en un tuit a la conselleria de Salud que «revierta la decisión errónea de hacer que una empresa, Ferrovial, haga la gestión de los rastreadores de la Covid-19» . El presidente de la institución criticaba la decisión del Departamento de Salud argumentando que la gestión de los contactos estrechos tenía que hacerse des de la atención primaria «por lógica, por coherencia y por mayor seguridad clínica».
Asimismo, la presidenta del Col·legi Oficial d’Infermeres i Infermers de Barcelona (COIB), Paola Galbany, señalaba que la decisión de Salud era «incongruente con la voluntad de reforzar la sanidad pública y, además, totalmente ineficiente».
Por su parte, el sindicato Infermeres de Catalunya redactó una carta dirigida a la consejera de Salud Alba Vergés «ante la indignación por la privatización y la falta de recursos en la Atención Primaria». En el escrito consideraban «intolerable» la adjudicación de un contacto que «enriquece empresas privadas para llevar a cabo las tareas para las que están preparadas las enfermeras y demás profesionales del sistema público de salud».
Las protestas de varios colectivos médicos y de enfermería, sin embargo, no pudieron revertir esta contratación. Igualmente, el Pleno del Parlament pidió al Govern rescindir este contrato el pasado 18 de junio, con 90 votos favorables de Junts per Catalunya, ERC, PSC, Catalunya en Comú-Podem y la CUP, y las 40 abstenciones de Ciudadanos y del Partido Popular. El Parlamento también pedía reforzar de manera suficiente la red de salud pública para hacer frente a nuevos brotes y otras pandemias. Sin embargo, este contrato tan polémico se ha mantenido vigente, después de que se abriera el debate sobre la posible sanción que tendría que pagar el Departamento de Salud si rescindía el contrato con Ferrovial.
Artículo publicado originalmente en Catalunya Plural. Puedes leerlo en catalán aquí.
Parece que se habla mas desde el resentimiento por estar despedido que por otro motivo. Por otro lado, cualquier empresa privada le mueve el ánimo de lucro, incluso las ONG’s necesitan donaciones.
Os paso unn artículo sobre como funciona el sistema de emergencias médicas de Catalunya, sobretodo centrado en los trabjadores que cogen las llamadas de emergencias de la población y su posterior gestión.
Siempre me ha intrigado por qué se hizo una compra de emergencia a Ferroser Servicios Auxiliares para hacer el rastreo covid, cuando esa filial de Ferrovial se dedica principalmente a la limpieza y cuando Ferrovial Servicios ya llevaba el 061 CatSalut Respon. Mi sospecha: allí no había representación sindical y habría menos control. La lucha que hemos entablado con Ferrovial Servicios por la precariedad laboral en el 061 ya lleva años, desde el 2015, por un abuso inadmisible de contratos eventuales por circunstancias de la producción en un sector tan sensible como son las emergencias médicas.