“Un paso a un lado”. Así ha sido definida por la prensa económica la decisión de Juan Miguel Villar Mir de abandonar la presidencia del holding empresarial que lleva su apellido. Después de más de tres décadas al frente, será su primogénito, Juan Villar-Mir Fuentes, quien asuma el puesto de cabecera en el Grupo Villar Mir.
Con 89 años, el I marqués de Villar Mir seguirá siendo el presidente de honor del holding familiar. Mientras, su hijo será el encargado de intentar capear el temporal económico que viven sus diferentes compañías. El momento es tan complicado que el pasado octubre pidió 240 millones de euros al fondo de rescate de la SEPI. Una petición reelaborada hace algunos días y aumentada a casi 400 millones de euros.
El CEO del capitalismo español
“Villar Mir es el último representante de lo que ha sido una dinastía de empresarios que, con la modernización de la economía española y gracias a sus relaciones políticas, se hicieron de oro”, explica Pedro Ramiro, investigador del Observatorio de Multinacionales de Latinoamérica (OMAL) y coautor A dónde va el capitalismo español (Traficantes de Sueños, 2019). Porque su historia es también la historia de una particular forma de hacer negocios denominada como capitalismo de amiguetes.
Cuando nació en Madrid en 1931, Félix Huarte –uno de los constructores mimados del franquismo– hacía cuatro años que había creado Huarte y Cía., S.A. Mientras Huarte se llenaba los bolsillos gracias a las concesiones otorgadas por la dictadura, Villar Mir se formaba como ingeniero de Caminos. Y el mismo año que Félix Huarte era nombrado vicepresidente de la Diputación Foral de Navarra y procurador en las Cortes (1964), Juan Miguel Villar Mir también se acercaba al régimen franquista con su nombramiento como director general de Empleo. La diferencia de edad –Huarte era 35 años mayor– demuestra la precocidad del segundo, que siempre ha asegurado que fue tentado por Franco para ser ministro, una oferta que rechazó en varias ocasiones.